LLUVIA (continuación)
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Era tal la tormenta, lo que caía, que parecía que el mismísimo firmamento se nos iba a caer encima. El cielo se desplomaba.
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El cielo se ha soltado de la bóveda y se nos ha caído encima.
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Se volcaba el cielo sobre nosotros.
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Parece que volcaran el agua a carretadas.
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El cielo sufría un derrame, una auténtica hemorragia de agua.
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Parecía que el Universo nos meara encima.
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Las trombas de agua caían de tal manera que parecían hundir el suelo.
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Llovía tanto y estaba tan empapado que era como si dentro de mí también lloviese, no sólo por fuera.
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El mundo entero parecía una gran fragua, del estruendo que provocaba la tormenta.
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Truenos que sonaban como si Dios estuviera dando golpes en la mesa del cielo.
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El cielo reventado por los truenos.
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El estruendo de aquella tormenta había espantado a todos los animales, habría espantado incluso a los ángeles si existieran.
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Relámpagos, esas asombrosas raíces del cielo.
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Los elementos fuera de sí.
LOCURA
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La locura es no sentir los límites de los sentidos.
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La imaginación nos eleva, pero al mismo tiempo es necesario contenerla con un ancla que nos sujete al suelo. La imaginación sin ancla se llama locura.
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Existe un reino de la locura, un territorio con sus fronteras. Por eso hay que ir mirando por dónde pisamos.
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© Ricardo Guadalupe
4 comentarios:
Tienes un dardo, con burbujas esperándote, en mi blog. Besos.
Leo tu par de palabras y me dejo sugerir... he quedado devastada por ese temporal, al punto de que no sólo llueve por fuera y por dentro, sino que soy también la lluvia, y es extraño ver que nadie a mi alrededor pareciera darse cuenta de eso.
Abrazos.
Alejandro, me ha alegrado volver a verte por aquí.
Indigo, aún llevo conmigo el dardo con burbujas. Muchas gracias.
Luzdeana, yo me di cuenta. Eres luz y agua. Eres arcoiris. Un beso
Gracias por dejar vuestras huellas en mi universo blog.
Me quedo con La locura es no sentir los límites de los sentidos.
un abrazo, atrasado
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