sábado, 22 de noviembre de 2008

Gioconda Belli (Nicaragua) / Mayo / Yo, la que te quiere

Mayo

"No se marchitan los besos
como los malinches,
ni me crecen vainas en los brazos;
siempre florezco
con esta lluvia interna,
como los patios verdes de mayo
y río porque amo el viento y las nubes
y el paso de los pájaros cantores,
aunque ande enredada en recuerdos,
cubierta de hiedra como las viejas paredes,
sigo creyendo en los susurros guardados,
la fuerza de los caballos salvajes,
el alado mensaje de las gaviotas.
Creo en las raíces innumerables de mi canto."


Yo, la que te quiere

"Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere."

4 comentarios:

Ricardo Guadalupe dijo...

He preferido publicar en esta entrada los dos poemas juntos, como si fueran pareja, como si entre ellos existieran esos dos tipos de amor de los que hablan y que tanto deben respetarse entre sí: el amor a tu pareja y el amor a uno mismo. Este último sería “Mayo”, que además está presentado con la tranquilidad de alguien que se siente parte de un todo fascinante y majestuoso, parte de algo llamado Naturaleza.

gemmacan dijo...

Sería perfecto compaginar el amor a uno mismo y el amor a otra persona; tal vez sin lo primero no se pueda llegar a ejercer bien lo segundo.
La manera que tiene Belli de amar, o de describirlo, es la que entiendo como única forma válida de hacerlo, exteriorizándolo, entregándose por completo y volviéndose una manta para el amante.
Creo que todos florecemos cuando la lluvia interna, a veces pesada y molesta, pero necesaria para renovarnos y humedecer las zonas que quedaron secas de otras batallas. Creer en uno mismo debería formar parte de la pedagogía, una asignatura más, creer en las raíces innumerables del propio canto y afrontar así las vicisitudes y tragedias que irremediablemente nos acompañarán.

PD: Me has dado mucho trabajo esta noche, has regresado con tanto ímpetu que he tenido que hacer horas extras en este tu blog. ;)
Ha sido un placer.
Besos.

Elvira Ramos dijo...

por supuesto,no esperaba menos de ti.
un abrazo enorme, sonriendo
elvira

ANA HIMES dijo...

Me encantan los dos pero sobre todo el primero... puf, es genial!

Un besito muy fuerte!