viernes, 3 de enero de 2014

Entrevistado por Ginés Vera

Publicado el 06/11/13 en la revista digital Los ojos de Hipatia: http://losojosdehipatia.com.es/

Ginés Vera: De las Palabras a las Frases y de ahí a estos Relatos con abrelatas (ed. Octaedro, 2013). Su obra sigue un hilo creciente en extensión narrativa, ¿premeditado o casual?

Ricardo Guadalupe: Nada es casual, aunque no fuera premeditado. Son peldaños de una escalera que, como la de Jacob, no sé muy bien si me llevan al cielo o al infierno.

G.V.: Acompaña cada texto con una breve nota de autor, ¿es una doble vía de personalizarlos frente al lector?

R.G.: Tras cada relato viene su “cómo se hizo”, una forma de entrelazar la ficción con la realidad. Son las dos caras de un mismo desnudo.

G.V.: A veces lo difícil de un libro de relatos es encontrar el nexo en común entre ellos, establecer el criterio o la extensión apropiada, ¿cuál ha sido el criterio seguido en esta antología?

R.G.: El nexo de unión soy yo y una etapa de mi vida en la que veía las cosas de una manera muy determinada y determinante. Ahora la someto con este libro a una catarsis en la que me expongo a recibir latigazos.

G.V.: También me parece significativa la inclusión de dos prólogos (en esto repite como hiciera en su Frases en el muro), ¿eran necesarias dos voces más para estos relatos? ¿Cuándo, a su juicio, es necesario un prólogo en un libro de ficción?

R.G.: En este libro cada relato tiene dos caras, por eso eran necesarios dos prólogos, uno se centra más en el escenario, el otro en la trastienda. Los prólogos siempre suman, sobre todo si existe afinidad. Aunque eso sí, los prologuistas no se conocen entre ellos, como tampoco se conocen mi espalda y mi pecho.

G.V.: Junto a los 34 relatos encontramos tres poemas; no es muy habitual maridar prosa y verso, coméntenos.

R.G.: A veces la línea que separa el relato de la poesía es muy delgada. En este caso se complementan. Yo empecé escribiendo poesía, luego opté por contar historias que desprendieran poesía. Cada vez estoy más convencido de que la poesía está en lo que no se ve.

G.V.: Desde El Quijote o El Hacedor pasando por Alicia en el país de las maravillas, descubro varios guiños a la literatura, ¿hay algún homenaje en especial?

R.G.: Si lo hay ese debería ser a Luces de bohemia y especialmente a su protagonista, Max Estrella, inspirado en el escritor Alejandro Sawa, a quien Valle-Inclán describió como loco, ciego y furioso. La mayoría de las veces hay que estar ciego para volverse un loco maravilloso.

G.V.: Tengo mi relato preferido, La estela del ovillo, he leído que fue seleccionado en un programa radiofónico; si le pregunto por sus preferidos, ¿se atreverá con alguno o me dirá que todos?

R.G.: Tengo mi favorito, por todo lo que significó. Se trata de El rizo de Ventura. El productor musical Ximo Gimeno realizó un audio que podéis encontrar por Internet, la voz es la mía. En este relato se concentran los temas principales de mi narrativa.

G.V.: Mi guiño en este caso es a su microrrelato Babel, solicitándole que identifique con tres palabras, tres adjetivos, estos Relatos con abrelatas.

R.G.: Comestibles, impúdicos, reverberantes. Luego, como en Babel, que cada uno aplique los suyos.

G.V.: Califica a The Bank como un microrrelato futurista, viajemos al futuro y díganos cuál cree que es el futuro de los libros tradicionales frente al electrónico y si su siguiente obra será una nouvelle virtual.

R.G.: El ebook es hijo del libro en papel y eso es imparable, generacional. La pregunta está en si después se volverá al libro en papel, como tantas vueltas a los orígenes que estamos contemplando en nuestros días. Lo extravagante es el abismo que separa el precio del objeto respecto al de su contenido.


Foto: Marián Lucas Rodríguez

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