Publicado el 02/03/14 en la revista Resonancias Literarias: http://www.resonancias.org/
Relatos con abrelatas va más allá de las técnicas utilizadas y los mecanismos que los escritores de carne y hueso llevan a cabo para enfrentarse al pavoroso vacío del folio en blanco. Lo especial de los cuentos de Ricardo Guadalupe es que están llenos de su alma, de su yo, y es precisamente esto lo más atrevido y novedoso de este libro.
En cada uno de los cuentos podéis encontrar un “abrelatas”, que es la manera hermosamente poética de decir “la llave del entendimiento”, “las claves del texto”. Ricardo incluye una nota a pie de página de cada cuento, en las que ofrece a cuerpo descubierto lo más enigmático de un escritor: su proceso creativo, su oficio, su primera imagen... Podríamos decir que es un Bécquer con sus cartas literarias a la mujer, pero que no se ha hecho esperar tanto. De este modo, en cada relato, podemos ver su inspiración:
Los recuerdos infantiles de un niño que quiso entender el espacio, en “El aspirante” y “Llegada a la luna”.
Mitos con los que hemos crecido, en “Mi Babel”, “En busca del galeón” o “La estela del ovillo”.
Cuadros, tal como fueron fuente de inspiración para poetas como Alberti –me refiero al de El Bosco, El Jardín de las Delicias–, en “La extracción de la piedra de la locura”.
Las historias de pareja, de amor y desamor, en “El viaje”, “La alarma”, “Hoy, en el Dunas”, “El rizo de Ventura”…
Homenajes a canciones o películas: “El reloj de la Esperanza”, canción de Manu Chao, “Ituina” con paralelismos de Good bye, Lenin!, “Fronte”, influenciado por la canción Dulce Locura y la película Alguien voló sobre el nido del cuco (ambos casos reconocidos por el propio autor) o “La hoja extranjera”, que evoca la canción de Silvio Rodríguez en busca de su unicornio azul.
Pasando por temas de actualidad: en “Vasos no comunicantes” se apoya en las nuevas tecnologías para narrarnos la incomunicación entre un padre y su hijo.
Además de aquellos que nos recuerdan los peores episodios de nuestra sociedad, desde el desahucio, en “The bank”, hasta los atentados del 11M, en “Carrera de obstáculos”, o la guerra civil, en “Memoria histórica”.
Su formación como lector está presente en todos los cuentos, pero él lo reconoce particularmente en “El hacedor”, cuyo título ya de entrada nos lleva al grandísimo Borges. Ricardo imitándolo crea un cuento lleno de cuentos:
“Quise entonces conocer desde el principio el... (pincha aquí para ver el texto completo y seguir leyendo)
En cada uno de los cuentos podéis encontrar un “abrelatas”, que es la manera hermosamente poética de decir “la llave del entendimiento”, “las claves del texto”. Ricardo incluye una nota a pie de página de cada cuento, en las que ofrece a cuerpo descubierto lo más enigmático de un escritor: su proceso creativo, su oficio, su primera imagen... Podríamos decir que es un Bécquer con sus cartas literarias a la mujer, pero que no se ha hecho esperar tanto. De este modo, en cada relato, podemos ver su inspiración:
Los recuerdos infantiles de un niño que quiso entender el espacio, en “El aspirante” y “Llegada a la luna”.
Mitos con los que hemos crecido, en “Mi Babel”, “En busca del galeón” o “La estela del ovillo”.
Cuadros, tal como fueron fuente de inspiración para poetas como Alberti –me refiero al de El Bosco, El Jardín de las Delicias–, en “La extracción de la piedra de la locura”.
Las historias de pareja, de amor y desamor, en “El viaje”, “La alarma”, “Hoy, en el Dunas”, “El rizo de Ventura”…
Homenajes a canciones o películas: “El reloj de la Esperanza”, canción de Manu Chao, “Ituina” con paralelismos de Good bye, Lenin!, “Fronte”, influenciado por la canción Dulce Locura y la película Alguien voló sobre el nido del cuco (ambos casos reconocidos por el propio autor) o “La hoja extranjera”, que evoca la canción de Silvio Rodríguez en busca de su unicornio azul.
Pasando por temas de actualidad: en “Vasos no comunicantes” se apoya en las nuevas tecnologías para narrarnos la incomunicación entre un padre y su hijo.
Además de aquellos que nos recuerdan los peores episodios de nuestra sociedad, desde el desahucio, en “The bank”, hasta los atentados del 11M, en “Carrera de obstáculos”, o la guerra civil, en “Memoria histórica”.
Su formación como lector está presente en todos los cuentos, pero él lo reconoce particularmente en “El hacedor”, cuyo título ya de entrada nos lleva al grandísimo Borges. Ricardo imitándolo crea un cuento lleno de cuentos:
“Quise entonces conocer desde el principio el... (pincha aquí para ver el texto completo y seguir leyendo)
Foto: Marián Lucas Rodríguez
1 comentario:
Te felicito, es una invitación completa al libro... Un abrazo.
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