lunes, 29 de septiembre de 2014

Leyendo "Manhattan Transfer" de John Dos Passos

Nueva York, finales del siglo XIX y principios del XX, grandes edificios se levantan, oleadas de inmigrantes llegan al puerto de Manhattan, donde pululan marineros y los sueños de gentes en busca de un futuro mejor. La modernidad se abre paso y el dinero es el más codiciado objeto de deseo. Los prósperos emprendedores se cruzan con los explotados obreros, la riqueza y la pobreza unidas por la ambición y por un sentimiento común de desamparo ante la agresiva jungla de cemento. La ciudad en estado superlativo engulle a sus habitantes y regurgita una informe y anónima masa de existencias fugaces. No faltan los políticos poderosos, los conflictos laborales, la adicción a las compras, los amantes ocasionales… Una visión panorámica y caleidoscópica pinta las páginas de este fresco realista que es Manhattan Transfer, la novela que abrió nuevos caminos para la literatura urbana.

John Dos Pasos describe con precisión fotográfica paisajes y desgracias, fiestas y adulterios, incendios y el desamor. Los flashes se suceden vertiginosamente, a veces para volver a los retratados y otras no. Charlatanes, coristas, ladrones, parejas de conveniencia… Las historias trazan un laberinto de calles con la clara intención de que el lector también se vea arrastrado por las redes de la gran urbe. Guiado en cualquier caso por el alto estilo literario del autor, que si en libros de otros autores va y viene, aquí se mantiene de principio a fin.

Manhattan Transfer sale a la luz en 1925, reflejando los acontecimientos que convulsionan la ciudad de Nueva York hasta la fecha de su publicación: la Primera Guerra Mundial, la Ley Seca, la Gran Depresión… A través de la aparición de veteranos de guerra, contrabandistas, alcohólicos, empresarios arruinados… A menudo mostrándolos tan de cerca que sus voces toman la del narrador, directamente, sin acotaciones ni explicaciones innecesarias.

Los temas son casi igual de numerosos que las escenas que se relatan, casi tantos como ventanas hay en un rascacielos. La necesidad, el abuso, la seducción, el hastío, la desesperación hasta el delirio…, del mismo modo que la homofobia, el fraude o la baja educación. No es preciso enumerarlos todos, en las ciudades de hoy en día aún resulta sencillo completar la lista. Tampoco sería difícil encontrar un Jimmy Herf, destacado personaje de la novela y posible alter ego de John Dos Passos. Seguramente uno y otro, ambos periodistas, se despedirían de Manhattan y acabarían esta reseña recordando lo zarandeados y solos, siempre solos, que se sentían en un “océano rugiente”.


© Ricardo Guadalupe

1 comentario:

Darío dijo...

Compré este libro hace un siglo, lo intenté dos veces y me frustré. Quizá la encare de nuevo con esta crónica. Un abrazo.