jueves, 11 de septiembre de 2008

ELIPSIS / Las palabras que no están

DEFINICIÓN Y ETIMOLOGÍA

Estamos ante una palabra con la que nos ahorramos muchas palabras. Me explico; Gran parte de las veces que hablamos, se entiende lo que queremos decir aunque no lo digamos con todas las palabras, y eso tiene un nombre: la palabra elipsis, que originariamente viene de la voz griega elleipsis, cuyo significado es falta, omisión.

USO Y EJEMPLOS

Y lo que falta no es ni el sentido ni la información, por eso no echamos nada de menos. Veamos, en la oración “Este libro es clásico y ese moderno” falta un verbo, pero se sobrentiende que es el verbo ser, no es necesario decir “Este libro es clásico y ese es moderno”. Con la elipsis evitamos la repetición innecesaria, redundante y, por tanto, conseguimos una comunicación más ágil.

Sin la elipsis, en un diálogo tendríamos que repetir siempre parte de la pregunta cada vez que contestáramos. Menos mal que podemos valernos del contexto (incluso del contexto que ni siquiera se enuncia porque se da por sabido), y así preocuparnos únicamente de expresar la información nueva quedando tácita el resto de la información.

Para los amigos de las estadísticas apuntemos que la omisión por elipsis más frecuente es la del verbo ser, tal como ocurría en la oración que he puesto de ejemplo.

USO LITERARIO

Ahora busquemos elipsis en la literatura, donde los escritores no se limitan sólo a elipsis de un par de palabras, sino que también se saltan párrafos enteros, principalmente para ir a lo importante, a lo significativo. Estas elipsis literarias se suelen anunciar con frases como “Unas horas más tarde” o “Varios kilómetros después”, aunque igualmente pueden no anunciarse.

Lo que siempre representan estas elipsis son saltos en el tiempo de la historia que se cuenta. Por tanto, cuando la historia en cuestión abarca mucho tiempo, siglos inclusive, las elipsis son pero que muy útiles.

Otra utilidad que se le da a la elipsis es la de despertar en el lector la intriga sobre aquello que se le oculta, puesto que a nadie escapa que a menudo lo insinuado impresiona más que lo mostrado. Ello aviva la imaginación del lector, quien rellena las elipsis basándose en vivencias propias, haciendo así suya la historia.

EJEMPLO LITERARIO

Sin duda una de las mejores elipsis de la literatura universal es la que señala con tres puntos suspensivos el escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald en la parte final del capítulo segundo de su novela “El gran Gatsby”. Se trata de una elipsis con la que calla información clave de uno de los personajes, la cual se deduce no sin una gran sorpresa.

PARTICIPACIÓN

Y para terminar, antes que nada recomendaros “El gran Gatsby”, por si no lo habéis leído ya, y para que además podáis reconstruir vosotros mismos la elipsis a la que me acabo de referir.

También os sugiero un experimento: Probad en cualquier libro a hacer elipsis con los pasajes que menos os gusten. Seguro que leyendo, consciente o inconscientemente, ya lo habéis hecho alguna vez. Contadnos luego el resultado y si ha mejorado o no el libro con esos cortes. Sé que es arriesgado, pero es algo que en ocasiones ha dado buenos resultados. De hecho, hay editores que han ayudado en mucho al éxito de los escritores precisamente por eso, por saber meter la tijera en los libros de éstos.

1 comentario:

ANA HIMES dijo...

Yo soy más de perífrasis, me encata dar rodeos y añadir miles de adjetivos a las cosas! ;-)