martes, 28 de octubre de 2008

EPÓNIMO / La evolución de los nombres propios

DEFINICIÓN

Hablar de la palabra epónimo es hablar del origen de muchas palabras. Me explico: Son epónimos todas aquellas palabras que tienen como origen el nombre propio de una persona o un lugar, y a su vez, también se denominan así a esas personas y esos lugares.

ETIMOLOGÍA

Proviene del griego eponymos, y es que en la antigua Grecia el jefe de gobierno y magistrado principal era llamado “arconte epónimo”, y quien ejercía ese cargo daba su nombre al año en que desempeñaba su gestión. Aún hoy es bastante habitual esta práctica por la que periodos históricos toman el nombre de mandatarios o regentes. Por ejemplo, aquí en España tenemos no muy lejano el epónimo franquismo.

EJEMPLOS

En el campo científico abundan los epónimos. Palabras como voltio, vatio o amperio deben su nombre a sus inventores (Volta, Watt y Ampère).

Otros numerosos ejemplos los encontramos en la medicina, donde se hace muy evidente una utilidad que tiene el epónimo a la hora de sintetizar conceptos. Puesto que si hablamos de enfermedades, pongamos por caso, es más fácil denominar éstas por el nombre de sus descubridores que por su definición técnica. Así ocurre con la palabra alzheimer, con la que nos ahorramos tener que decir atrofia cerebral difusa.

En fin, vamos con un ejemplo algo más agradable, y que además hace referencia a un lugar y no a una persona. El instrumento musical que conocemos como campana se llama así porque las mejores aleaciones para fabricarlo, es decir, aquellas que permitían obtener un sonido más diáfano, provenían de Campania, la región del sur de Italia. Ello originó la palabra campana y que tanto ésta como Campania sean epónimos.

EJEMPLOS LITERARIOS

Es momento de recordar algún epónimo literario. Tal es el caso del Premio Cervantes, que como todos sabemos viene del nombre propio de una persona que también ha dado nombre a un estilo, el cervantino, epónimo que identifica toda una forma de afrontar la escritura y la literatura.

Pero Miguel de Cervantes no ha sido el único escritor en dar lugar a epónimos, ahí están como muestra las situaciones llamadas kafkianas o esas otras denominadas dantescas.

Además, en este aspecto la literatura ha ido un poco más allá, dado que nombres propios de personajes de ficción también han generado epónimos. Por ejemplo, ser un donjuán es ser un seductor, sin necesidad de tener que llamarse don Juan Tenorio, que es el personaje literario.

MITOLOGÍA

Claro que si de epónimos literarios se trata, los textos mitológicos son los que más contienen. Porque la mitología, en su afán de explicar el origen y el nombre de las cosas, creó mitos que se corresponden con los nombres de varios mares y ciudades. La duda está en si en si se escribieron antes los de los mitos o los de los lugares, si se escribió antes Rómulo o Roma. Lo que sí está claro es que esta costumbre motivó epónimos como son Egeo y el Mar Egeo. Ya que según cuenta la mitología, Egeo, rey de Atenas, se arrojó al mar creyendo que su hijo Teseo había muerto y fue entonces cuando ese mar tomó su nombre.

PARTICIPACIÓN

Bien, ya hemos visto cómo funcionan los epónimos literarios. El éxito de la Tragicomedia de Calisto y Melibea, en la que su personaje principal, Celestina, demuestra su maestría para juntar una pareja, llevó a que llamemos celestina o celestino a todas aquellas personas que tengan esa misma habilidad. Con las mismas, pensemos ahora en el nombre de un personaje literario que nos guste, característico por algún motivo, y convirtámoslo en epónimo, a ver qué palabra creamos. Esa es mi propuesta.

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