miércoles, 12 de noviembre de 2008

María Calcaño (Venezuela) / Canciones que oyeron mis últimas muñecas (fragmento)

"Había olvidado las muñecas
por venirme con él.

De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas...

Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!

Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.

Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!

Había olvidado las muñecas.

Ahora él se ha ido.
Lo mismo.
Despacito, por no despertarme..."

4 comentarios:

Ricardo Guadalupe dijo...

En este poema María Calcaño me lleva de la mano como un muñeco de trapo hasta mostrarme con una dulzura infinita el abismo del abandono.

Fue así que la conocí, y claro, quise seguir leyéndola, y entonces descubrí que se trataba de una subversiva para su época. Sus textos quemaban, eran puro fuego, transpiraban erotismo en cada palabra, lo cual, como os podéis imaginar, no estaba bien visto siendo ella mujer. Aún en nuestros días me pregunto qué efecto causaría leer a una niña de 11 años que escribiera: “Me bajo el vestido, como si estuviera desnuda o lo llevara levantado por una sed desconocida”. A María Calcaño escribir así le costó que la expulsaran del colegio. Pero eso no le impidió seguir dando rienda suelta a su sensualidad a través de la poesía, para disfrute propio y para el nuestro.

Espero que a las María Calcaño de nuestra época nada les impida gozar como ella lo hizo. Significará que algo hemos avanzado y que de algo valió su ejemplo.

gemmacan dijo...

Es impresionante lo que cuentas de María Calcaño, si he de serte sincera, no sabía nada de ella.
Sí que es curioso que una niña de 11 años pueda llegar no tan sólo a escribir sobre esa pasión, sino a sentirla, a imaginarla.
Sobre el poema que muestras, el de las muñecas, tiene algo de inocencia, algo de ingenuidad y mucho de esa entrega absoluta a la que te lleva el amor verdadero. Y aunque haya dejado sus muñecas atrás, aunque insista en ello como prueba inequívoca y palpable de su enamoramiento y devoción, no deja de nombrarlas, de añorarlas, de tenerlas presentes, casi -muy sutilmente- como un reproche.
Muy interesante.
Un placer, como siempre, que lo compartas.
Besos.

amanda dijo...

Hola! soy una gran admiradora de María Calcaño, considero que es una de las poetisas más importantes de Venezuela, aunque lamentablemente su obra no ha sido muy difundida.
Soy de Maracaibo (la misma ciudad en la que ella nació) y hasta hace poco su obra era casi imposible de encontrar, afortunadamente Monte Ávila Editores ha publicado una antología en la que se reunen sus maravillosos poemas.

(Por medio de este link también pueden leer su obra completa: www.acervohistoricozulia.com/descargas/09-libromariacalcano.pdf)
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No atinaba a verme
en la espesa noche,
y ya se había inclinado
hasta mi oído
para decirme que soy hermosa.

Fue como un vientecillo suave
que pasara por mis ropas,
un hallazgo de nidos,
una dicha.

Y se soltaron mis cabellos
cubriéndome toda, como un manto…
Y cayeron mis ajorcas!
Y brillaron sus ojos.
Y aletearon sus manos…

Y entre tantos lazos y prendas desprendidas
no se veía
su conmovida mano

Con su distancia de ópalo
la nueva mañana
alcanzó a ver
mi guirnalda vencida…

Ricardo Guadalupe dijo...

Hola amanda! Qué grato poder conectar con alguien de unas tierras como las de Maracaibo y con la que me una el placer de la lectura de María Calcaño. Mil gracias por el enlace que me has pasado y mil gracias por ese bellísimo poema que no conocía. Es espectacular, y transmite toda la sutileza y ligereza propias de unas alas. Sus versos te acarician y te llenan de erotismo. Insisto, el goce de Calcaño al escribirlos es el nuestro al leerlos.
Un abrazo