domingo, 30 de noviembre de 2008

Pablo Neruda (Chile) / Hemos perdido aún este crepúsculo (fragmento)


"Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas"

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Comentario: Pablo Neruda no es sólo uno de los autores más leídos de la historia de la literatura, sino también uno de los primeros que elegimos en la adolescencia, en plena revolución hormonal. Seguramente sus “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” y sus “Cien sonetos de amor”, junto a la poesía de Bécquer, hayan sido los textos que más hemos copiado de puño y letra en la época del instituto a la hora de buscar ayuda para expresar esa extraña atención que de pronto nos causaba el sexo opuesto.

Y de ese modo fuimos adentrándonos al mismo tiempo en el universo del propio Neruda, haciéndosenos familiares nombres como el de Matilde, su tercera esposa, y cuyas descripciones yo percibía como si de un mito griego se tratara. Un motivo más para visitar su casa-museo de Isla Negra, un lugar de peregrinaje que yo tengo pendiente y donde yacen los cuerpos de los amantes. Allí también queda patente el otro gran amor de Neruda: El mar; especialmente a través de una colección de mascarones de proa realmente espectacular.

Pero aún hubo más, porque leer a Neruda es leer además su “Canto general” o su “España en el corazón”, y es seguir la eclosión de una persona excepcional preocupada por los problemas sociales y con una muy activa vida política dentro y fuera de su país. Me gusta recordar, por ejemplo, que él promovió la botadura de un barco que trasladó a Chile a dos mil españoles exiliados de nuestra Guerra Civil.

En fin, valgan estos dos versos recogidos en “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” para volver a recordarle. Efectivamente, el crepúsculo corre borrando estatuas, en un espectáculo que la naturaleza nos brinda diariamente. Pero las estatuas permanecen, igual que lo hacen personas de la talla de Pablo Neruda.

3 comentarios:

gemmacan dijo...

Cuánta razón en lo que escribes... Neruda y todas las lecturas que de su obra hemos hecho, según la edad y la época. No he vuelto a releer a Bécquer desde que era practicamente una niña, pero en cambio he releído a Neruda con distintos ojos a lo largo de toda mi vida. Y siempre me gusta más. Es imprescindible, es incluso necesario.
Ya suele ser amargo el atardecer por sí solo, cómo se debe sentir entonces si además se aleja...

Abrazo grande.

Beatrize Poulain dijo...

Vaya, hola compañero de encadenar letras! Veo que desde la última vez que pasé por aquí tu blog ha cambiado, se ha convertido en un baul de collage literario perfecto para descubrir escritores nuevos (y si son poetas, mejor que mejor).

Sabes? hace unos meses estuve en una clase de personas libro y me acordé un montón de tí.

De hecho, te voy a mandar un mail cuando tenga un hueco para saber qué es de tu vida, si has vuelto a perder tu cuaderno mágico, y esas cosas, ya sabes.

Un besote!

Trenzas dijo...

"En Isla Negra todo florece"
Esta frase de Neruda está en su libro "Para nacer he nacido" en un pequeño artículo dedicado a las bordadoras de ese lugar.
A Neruda se le lee y relee sin que nunca canse, por más dilatada que sea su obra. Siempre es emocionante.
Abrazos y gracias, amigo.