miércoles, 22 de julio de 2009

Carrera de obstáculos

–No te asustes campeón, nos vamos de viaje a otra sala donde una moza muy mona te ha venido a ver.
–¿Ha venido con fotógrafo? ¿Cómo estoy?
–A ver... –el celador se sacó un peine del bolsillo superior de la bata y le repasó la raya, fijándole a continuación el flequillo con un poco de saliva– Listo.
Después hizo una seña a un compañero y, tras agarrar las puntas de la sábana sobre la que permanecía echado Carlos, izaron su cuerpo a la de tres hasta una camilla contigua de transporte. Con una última oscilación le colocaron centrado, donde un enfermero le conectó de nuevo el goteo intravenoso y el monitor cardiaco.

Mientras, en una amplia sala dispuesta por el hospital, Alicia Cruz repasaba mentalmente las preguntas, al tiempo que daba largos pasos de tacón de punta.
–Trata de tranquilizarte –le aconsejó Ramón sin dejar de repasar el objetivo de su cámara con un paño.
–¡Esta entrevista es una putada, pero claro, como soy la novata...!
–Anda, busca ya en mi abrigo el bloc de notas. Y la próxima vez no te olvides de cambiar las pilas a la grabadora.
–¡Cómo no me voy a olvidar, era un chi... , es... , era un chico que competía en los 400 metros vallas!
–Ahí viene. Toma el maldito bloc de notas –Ramón enfocó hacia la puerta.

Cuando Carlos la vio miró su esbelto perfil y se imaginó recorriéndolo con la punta de los dedos.
–Carlos, somos Alicia Cruz y, bla, bla, bla (Carlos se había quedado recreándose en el sonido de su propio nombre «Carlos, vaya, ese soy yo, existo, después de todo»).
–Bueno correcaminos –se despedía el celador–, nada de saltar sobre la camilla sin mí ¿eh? –y con un guiño desapareció tras el vaivén de la puerta.
Alicia agarró el respaldo de una silla para acercarla. Con la otra mano apretaba el bloc y un bolígrafo. Por fin, tomó asiento y levantó la cabeza.
–Ayer recibió la visita del Presidente y…
–¿Me ayudaría a terminar una historia? –interrumpió Carlos.
–¿Qué?
... (pincha aquí para ver el texto completo y seguir leyendo)


© Ricardo Guadalupe

15 comentarios:

Ricardo Guadalupe dijo...

Con todo mi cariño y recuerdo hacia las víctimas del 11-M, alguna de las cuales he conocido, con la enorme lección de vida que eso me ha supuesto.

Beatriz dijo...

La escritura también es una buena terapia para que la memoria mantenga vivos hechos que nos conmovieron en su momento y que a veces, cuando deja de ser un artículo de primera página en los medios de comunicación los olvidamos.
Muy buen texto. Triste,como la realidad aquella del 11-M. Conmueven las imágenes que salen de tu relato-
Enhorabuena Ricardo- un abrazo

Poli dijo...

Me recuperaré de la tristeza y la emoción que me has provocado?
Sin dudas estas son lecciones de y para toda la vida.
Que texto más fuerte! Como dice Beatriz, mantener viva la memoria nos rescatará. Recordar lo sucedido (no sólo en el aniversario) es un homenaje a los muertos y un constante repudio a lo sucedido.
Te dejo un fragmento de la canción "la memoria", de León Gieco.

Los viejos amores que no están,
la ilusión de los que perdieron,
todas las promesas que se van,
y los que en cualquier guerra se cayeron

Todo está guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia.
(...)
Todo está escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia


Un abrazo.

pepa mas gisbert dijo...

Esta conmovedora historia por aquellas otras que no se han contado y solo estan en la mente de aquellos que conocen o conocieron a los afectados.

Saludos

Neurotransmisores dijo...

Es una pena que se trunque la carrera de esta gente joven por este tipo de "accidentes".

Saludos.

Anónimo dijo...

gracias por tu visita a mi página, me ha gustado mucho tu historia. nos leemos!
"la loca de los gatos"

ALEX B. dijo...

Se me han empañado los ojos.
El texto conmueve.
Muchas gracias Ricardo.
Un beso

Lala dijo...

Y cuántos se quedaron sin ver la última curva antes de la meta!
Es un bonito y merecido homenaje.
Que nos recuerde que tenemos que seguir saltando obstáculos para cubrir los pasos que otros no dieron.



Un beso


Lala

Diana H. dijo...

Bonito y triste, que no resignado. Tu cuento me recuerda algo que estoy leyendo, porque contiene esa idea de seguir adelante:"La vida busca la vida", decía Carl Sagan en uno de sus textos.
Mientras otros se lamentan por pequeñeces, Carlos respira vida. Nada menos.
Un beso conmovido.

graze dijo...

A mí lo que me ha encantado es el cambio de actitud de la periodista =)

Ricardo Guadalupe dijo...

Desde luego los que no lo olvidarán nunca serán las víctimas y sus familias. Como os comenté, he conocido el caso particular de algunas de ellas y es impresionante el giro vital que un hecho así causa a quienes lo sufren. Conviene que no lo olvidemos, que no los olvidemos, y que tampoco dejemos atrás el espíritu solidario y de movilización que se vivió tras aquella matanza.

Gracias Poli por ese canto a la memoria, porque, como tan certeramente dice Lala, nuestros esfuerzos lo son también por ellos, y los obstáculos que nos quedan por delante los eran también para ellos, y los saltaremos, los saltaremos también a la memoria de ellos.

Ricardo Guadalupe dijo...

Gracias Luzdeana por la recomendación, me gusta mucho Carl Sagan!, no sólo por su gran trabajo como divulgador científico, también porque era escritor de ciencia-ficción, mi género fetiche!
Un beso

Trenzas dijo...

Tenía mucho que leer hoy, así que llevo un buen rato dando vueltas por el blog :)
La página de guardia: Creo que es una situación en la que cualquiera puede encontrarse y en la que sería muy difícil hacer nada diferente a lo que hace el lector. Es un momento puntual dentro de un contexto que no es intercambiable. Hace lo que puede; más de lo que muchos harían en su caso.
Me ha emocionado El reloj de la esperanza. He visto documentales y he leído acerca de estas bandas juveniles en Sudamérica, Brasil y Rusia y tú las has traído al blog, con una emocion admirable. ¡Estupendo...!
RCR-E-29; Sí; creo que sagan hubiera estado de acuerdo en que, después de todo, y a pesar de que dice no sentir nada, todo lo que atraviesa el cielo, tiene un alma incrustada.
Y de este último; también me ha llegado el pálpito del 11-M, más aún, en un día cómo hoy en que podría haber ocurrido otra masacre en Burgos. Muy buen planteamiento y muy sentido el homenaje. Muchos Carlos quedaron con sus ilusiones truncadas y eso es, siempre, terrible.
Mil felicitaciones, Ricardo. Cada día mejor...!

Julio L. Rodríguez dijo...

Preciosa historia, narrada con mucho ternura. Llena de imágenes. Un corto en ciernes. Un saludo amigo.


Julio.

Ricardo Guadalupe dijo...

Trenzas, gracias como siempre por estar ahí. Ya hace un año que empecé a publicar entradas en este blog y tú has sido, junto a Alejandro, la más fiel seguidora de mis textos, que no son sino una parte muy íntima y profunda de mí. Gracias a apoyos como el tuyo me ha resultado más fácil abrirme y darme cuenta de lo bien que sienta.
Un abrazo grande

Julio, gracias amigo. Ya te envié mis comentarios sobre tus últimos relatos. Sigamos así, leyéndonos, motivándonos y sobre todo escribiendo. Estamos lanzados, disfrutemos del camino de la escritura y no miremos sino hacia adelante.
Un abrazo