lunes, 19 de agosto de 2013

Leyendo "Sostiene Pereira" de Antonio Tabucchi

Qué poco sabemos de nuestros vecinos los portugueses. Si se preguntara a los españoles por la dictadura salazarista, me atrevería a decir que la gran mayoría se sorprendería al escuchar que duró casi 50 años del siglo pasado. Menos mal que novelas como la de Antonio Tabucchi, que curiosamente es italiano y no portugués, vienen a refrescarnos la memoria.

Sostiene Pereira se desarrolla en agosto del ’38, en una Lisboa en estado de sitio y con el fascismo y los regímenes totalitarios imponiéndose en Europa. Es este el marco que utiliza la novela para hacer un alegato contra el inmovilismo. Porque, como dice uno de los personajes, “hay que distinguir entre fanatismo y fe”.

Pereira, el protagonista, es un periodista viudo y católico que ha llevado una vida tan anodina que no encuentra de qué arrepentirse, llega a sentir “una nostalgia de arrepentimiento”. Pero algo cambia cuando conoce a Monteiro Rossi, se ve conquistado e influenciado de manera decisiva por los atributos propios de un espíritu joven: vitalidad, desinhibición, inocencia, sinceridad, apasionamiento, osadía, inconsciencia, negligencia, sencillez, cercanía, dependencia… Monteiro Rossi es para Pereira el hijo que nunca tuvo.

Y aunque le advierte de que seguir las razones del corazón le va a traer complicaciones, también le reconoce algo que se va a convertir en el lema de la novela: que las razones del corazón “son las más importantes”.

Y esto debe ser que el autor se lo aplica a sí mismo, puesto que aprovecha el personaje de Monteiro Rossi para criticar sin complejos a escritores partidarios del fascismo, como Marinetti o D’Annunzio. Del mismo modo que elogia a los escritores católicos franceses Mauriac y Bernanos, que se alinearon a favor de los republicanos españoles, yendo más allá este último al atacar con vehemencia el batallón Viriato, el contingente militar portugués que fue a España a combatir junto a Franco.

La admiración de Tabucchi por los autores franceses se deja notar asimismo a través de las traducciones que Pereira realiza para la sección cultural del periódico, donde publica cuentos de Balzac, Maupassant, Daudet… Todos ellos escritores del siglo XIX, reflejando a mi parecer un ascendiente similar al que ahora en el presente siglo podemos experimentar por los escritores del veinte.

Sostiene Pereira está escrita en forma de declaración, de ahí su título. Esta técnica dota de verosimilitud al texto, así como de proximidad, ya que nos acerca el pasado desde un tiempo presente. Su lenguaje es sencillo y ameno. Y está recubierto con una capa de fino humor de principio a fin.

Mención aparte merece la fantástica nota del autor a la 10ª edición italiana, en la que Antonio Tabucchi explica de primera mano el proceso creativo de la obra. Así se descubre, entre otras cosas, el porqué de su peculiar forma de narrar Sostiene Pereira. Pero no será en esta reseña donde se desvele. Sostengo yo.


© Ricardo Guadalupe

2 comentarios:

Ginés J. Vera dijo...

Acostumbrado, como me tienes, a que en tus reseñas seas implacable con las obras y autores de tus continuas lecturas, me sorprendo (y para bien, añado) al leer esta de Tabucchi. Una vez más, me descubro ignorante, no la he leído, sí relatos suyos; lo cual ya es, tras visitar tu reseña, doble motivo para ir a la biblioteca o librería. Sostienes bien, amigo Ricardo. Un saludo.

Darío dijo...

Me lo debo a éste. Y ahora, me lo debo doblemente. Un abrazo.