miércoles, 17 de junio de 2009

El hacedor

Tardé en decidirme qué libro escoger. Daba vueltas recreándome en el eco de mis pisadas. Finalmente arrastré la escalera hasta lo alto de un estante en el que destacaba un ejemplar de tapas rojas. Se llamaba “El hacedor”, de Jorge Luis Borges. La primera frase decía Los rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. Quise entonces conocer desde el principio el sentido de cada frase. Por eso busqué una definición detallada de la palabra biblioteca. El significado que reflejaba el diccionario me llevó a la de libro, y ahí paré en la acepción libro de caballerías, que rápidamente me hizo leer “Amadís de Gaula” y “El caballero Zífar”, donde aparecían algunas palabras cuya etimología quise averiguar leyendo a Marco Aurelio, que luego comparé con las meditaciones de Odiseo y de toda la literatura griega. Así me fue más fácil avanzar hasta el Barroco, pasando por el Renacimiento, conociendo la letra de los autores del siglo de oro español. Y no fue hasta el Costumbrismo cuando necesité encontrar la paz de los textos sagrados, la Biblia, el Corán o los manuscritos del Mar Muerto. Al fin estaba preparado para volver de nuevo a Borges. Muchos años habían pasado, y tuve que valerme de las gafas para distinguir apenas dos líneas más adelante la siguiente mención a Milton: A izquierda y a derecha, absortos en su lúcido sueño, se perfilan los rostros momentáneos de los lectores, a la luz de las lámparas estudiosas, como en la hipálage de Milton. Bajé de la escalera en descenso inestable y al rato ya tenía en mis manos “El paraíso perdido” y en la mesa esperaban Dante, el Mahabhárata, “Orlando furioso”,… Y me hubiera convertido en el lector perfecto, si no llega a ser porque nunca llegué a acabar “El hacedor”.


© Ricardo Guadalupe

16 comentarios:

Ricardo Guadalupe dijo...

Este relato fue un encargo de mi amiga Mafalda. No sé muy bien sobre qué iba la tesis doctoral de arquitectura en la que ella estaba trabajando, pero me pasó la foto que veis en el post y me pidió que escribiera un relato basado en esa imagen. Lo que me salió fue “El hacedor” que, todo hay que decirlo, es una versión de un texto del escritor Marcos Taracido. Luego ignoro cómo lo aplicaría en dicha tesis, pero lo cierto es que las iniciativas de Mafalda siempre fueron muy originales y reveladoras, así que seguro que su tesis resultante también lo sería.

Espero que os guste “El hacedor”, que no deja de ser también un guiño a Borges, ¿no os parece?

pepa mas gisbert dijo...

Lo que demuestra que a veces querer abarcarlo todo no nos deja abarcar lo primigenio. Eso si, en el camino emprendido nos lo hemos pasado bien.

Saludos

Feliciti dijo...

Pues Mafalda debe de estar satisfecha pues el texto es redondo.Borges es,intelectualmente elevado,leyó mucho ese hombre, sus libros son un cúmulo de referencias de sus propios escritores.
Fue un placer pasar hoy!

Julio L. Rodríguez dijo...

Totalmente Borgiano, alguna vez te comenté que quizá (según un profe) el Libro más fácil (y eso es un decir)de leer es"El Libro de Arena", y no digo que sus anteriores libros no lo sean, pero, quizá la menera de empezar a leerlo sea por ese libro.
Me gustó amigo. Un abrazo.

Julio.

graze dijo...

Es verdad que a veces una frase tiene un poder evocador muy fuerte

Beatriz dijo...

En el epílogo de "El hacedor "el poeta nos deja esta maravillosa reflexión .
//Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imágen de su cara//.

La andadura de tu relato , traza también la imágen de tus sentimientos.
Enhorabuena Ricardo.
Un abrazo

Lala dijo...

A mi me parece más importante el recorrido por los libros y por los conocimientos que contienen, que el hecho de no conseguir ser el lector perfecto.
Y la imagen que me queda es una biblioteca como un hermoso viaje que emprender :D


Un beso


Lala

Trenzas dijo...

Cómo no he leído nada de Taracido, me quedo absolutamente con tu interpretación, tan estupendamente desarrollada :)
Los lectores tremendos, es lo que tenemos; que nunca acabamos de buscar significados y significantes :)
Un abrazo fuerte, Ricardo.

CristinaVR dijo...

Impresionante, Ricardo.
La intertextualidad enriquece los textos, y este es delicioso.
Qué inquietud por descifrar los misterios de las grandes lecturas, y qué poco tiempo...
Ayyyyyyy

Esteban dijo...

No soy capaz de asociar el estilo a ningún escritor Mi cultura literaria no llega a tanto y además me gusta "no analizar" mientras leo sino meterme en la historia. Sin embargo, a mime ha parecido muy "Guadalupano" y.... me ha gustado...

Un abrazo,

Esteban
http://champanporlastetas.soy.es

Ricardo Guadalupe dijo...

En este relato se ve reflejado lo inabarcable de la literatura y lo inabarcable también del conocimiento. Esto en ocasiones puede llegar a producir ansiedad, porque nos hace conscientes de nuestras limitaciones en cuanto a capacidad y en cuanto a tiempo. Finalmente cuando uno acepta sus limitaciones es cuando puede disfrutar e interiorizar mejor cada vuelo en ese viaje inacabable que es la búsqueda de la palabra y del saber.

De esa forma no descuidaremos lo primigenio, que es la advertencia que hace Alma, y volaremos por las bibliotecas (Lala) en un viaje sinfín (Trenzas), dejándonos llevar por las frases evocadoras (graze) y por la intertextualidad que conecta muchos libros y pensamientos (notre dame), sin pensar en el tiempo, y sabiendo que cada momento tiene su libro (Alejandro).

Ricardo Guadalupe dijo...

Cuando ayer le enseñé a María la foto que inspiró el relato, ella la miró desde lejos y me dijo que le parecía una mariposa. Y es cierto, lo parece. Además, si hay un elemento de la naturaleza que simbolice la transformación ese es la mariposa, qué mejor que este ser viviente como imagen del conocimiento que nos va transformando a lo largo de nuestras vidas, tal como seguro le ocurre al personaje del relato, y tal como les sucede a los que también como él son lectores y hacedores.

Borges fue un gran lector y hacedor, una persona intelectualmente elevada (Amaia), no en vano ha pasado a la historia como el hombre que lo leyó casi todo. Alguien a quien, precisamente por la intertextualidad de sus textos, que remiten a otros textos, no es fácil de leer. De ahí que sea muy de valorar la recomendación que hace Akira para comenzar a leerlo. De cualquier modo sus textos rebosan conocimiento, y una estructura y estilo indescifrables, muy personales. Todo ello los convierte en sumamente atractivos y sugerentes. Además, leyéndolos trazamos al mismo tiempo su cara, su persona, de igual modo que sugiere en el epílogo de su libro El hacedor, que tan oportunamente ha transcrito Beatriz.

Gracias Beatriz por transcribirlo y por opinar que mis relatos también saben dibujar, en este caso la cara de mis sentimientos. En esas estamos, tratando de ser auténtico y de ser fiel a mi verdad. Por eso me ha resultado muy simpático y generoso el apelativo de “guadalupano” hecho por Esteban, nunca habían calificado así a mis historias, y me ha gustado.

Un gran abrazo a todos, hacedores.

Anónimo dijo...

Un buen texto el que nos compartes. Te felicito.

Un placer leerte.

Poli dijo...

Dejo a los que saben el comentario certero.
Es un placer leerte. Un placer tus comentarios aclaradores. Qué decir del aporte que cada lector hace al respcto!? Y tus respuestas entretejiendo los comentarios...

Y como dice Alma en el camino me la paso bien.
Todo un placer.
Beso

Toupeira dijo...

Esto en ocasiones puede llegar a producir ansiedad, porque nos hace conscientes de nuestras limitaciones en cuanto a capacidad y en cuanto a tiempo. Finalmente cuando uno acepta sus limitaciones es cuando puede disfrutar e interiorizar mejor cada vuelo en ese viaje inacabable que es la búsqueda de la palabra y del saber.

Mi ansiedad es relativamente elevada porque mis limitaciones son relativamente cortas.
En mi busqueda de la palabra y el saber no disfruto todo lo que quisiera, no se si porque no acepto totalmente mis limitaciones o por algún otro motivo, pero me has hecho reflexionar con tu comentario.
Aunque a veces tardo un poco ya ves que vuelvo a visitarte y leer tus relatos.

Ricardo Guadalupe dijo...

Gracias, salvadorpliego; gracias, Poli, tus comentarios siempre son certeros, como éste, en el que subrayas que lo importante es pasárselo bien en el camino. Y juntos, y con gente como tú, es más fácil y posible, y también más gozoso.

En cuanto a ti, Toupeiro, así me gusta, je, je, limitaciones las justas. En todo caso pongamos limitaciones a la ansiedad ¿no te parece? Ansiedad que no hay que confundir con el deseo que nos hace disfrutar conquistando bibliotecas, o montañas y llanuras, como creo que es especialmente tu caso, como ciclista consumado que eres. Gracias por volver.