miércoles, 5 de agosto de 2009

La alarma

Otra vez esa alarma, tiene gracia la cosa, por más que he buscado por todo el apartamento no he logrado dar con el origen de ese maldito soniquete ¿Dónde puede estar metido el dichoso despertador de las narices? Y además, ¿es que nunca se le va a acabar la pila? Pero lo peor es que suena cuando estoy en plena duermevela, aquí, tumbado en el sofá, amodorrado viendo el Tour mientras mi mujer está en la piscina. Hasta ahora bastaba con subir el volumen de la tele y escuchar otro triunfo de Induráin para volver a relajarme y estirar todos los músculos, sin embargo este año el gran Miguelón ya no corre, se ha retirado, ¿qué puedo hacer yo ahora?

Sí, lleva años sonando esa alarma, mira que es raro el asunto, supongo que no lo hará todos los días, lo que sí es seguro es que lo hace cada día del mes de julio, el mes en el que mi mujer y yo cogemos las vacaciones y estamos en este apartamento. Dejando a un lado lo del despertador se está a gusto aquí, en este mismo sofá me he visto de principio a fin los cinco Tours de Induráin, y Cristina siempre me ha dejado el sofá para mí solo. Cierto es que de vez en cuando se me ha pasado por la cabeza acompañarla a la piscina, pero es que a mí no me da la gana quitarme la camisa y enseñar la barriga a los vecinos, prefiero quedarme y tomar mi cerveza tranquilamente delante del televisor. Por otro lado, ahora que recuerdo, hemos tenido momentos en los que nos hemos dicho aquello de que si no estaría mal veranear en otro sitio o hacer algún viaje. Ya no lo decimos.

A ver si tapándome los oídos con los cojines deja de martillearme la alarma. Si al menos Cristina estuviera ya de vuelta. ¿A qué hora cierran la piscina? Qué más da, nunca se ha tomado mucha prisa en volver. La cuestión es que eso antes no cambiaba nada, Induráin seguía ganando Tours y los veranos pasaban. De pronto él se ha retirado, se ha bajado de la bicicleta y ha dejado de pedalear sin más, y yo reconozco que no consigo conciliar el sueño igual. Me siento un poco ridículo, pero es que me ha pillado desprevenido, ¿por qué las cosas no pueden simplemente seguir y seguir? Si parece que fue ayer cuando estaba radiante con su maillot amarillo en lo alto del pódium. Desde luego no me lo podía imaginar. Es como, no sé, como la alarma de ese reloj despertador, suena que te suena, todas las tardes, como no queriendo que me duerma. Pues bien, si Cristina llegara uno de estos días y me dijera que finalmente se le ha agotado la pila no me lo creería. Palabra.


© Ricardo Guadalupe

15 comentarios:

Ricardo Guadalupe dijo...

Es posible que os suene este relato, publiqué una primera versión hace unos meses, ahora me ha dado por reescribirlo.

Poli dijo...

Maldito ruido!!!
es como el ruido que hace el motor de la heladera, molesta, está ahí, uno lo incorpora y ya no lo escucha.
Pero que alivio cuando se detiene!!!

Te dejo un fragmento de una canción de Ismael Serrano, que por ahí(quizá)describe un poco el trasfondo de este relato, que (para mí) es la falta de comunicación que en este caso se refleja en la pareja, pero que afecta a la sociedad toda.

♪Si se callase el ruido
oirías la lluvia caer
limpiando la ciudad de espectros,
te oiría hablar en sueños
y abriría las ventanas.
Si se callase el ruido
quizá podríamos hablar
y soplar sobre las heridas,
quizás entenderías
que nos queda la esperanza.♫


Besos!

Lala dijo...

Cierto! Me sonaba! :D
Pues este año hemos ganado el tour! Jajajaja! Aunque ya no tiene la misma emoción que cuando lo ganaba Miguelón, como dices.
Estoy de acuerdo en que hay cosas que no deberían cambiar, sin embargo, si las cosas no cambiaran nos quejaríamos igualmente.
Parece que nunca estamos a gusto con el menú.
Me acuerdo que te dije, o me suena, quise decirte que en mi casa se guardan los tours aquellos en video, las revistas de deportes, los diarios...
Y la vida sigue.


Un beso


Lala

Neurotransmisores dijo...

Es molesto que los despertadores suenen cuando no es el momento...

Saludos.

graze dijo...

Pues no sé, a mí me da que esa alarma significaba otra cosa...

pepa mas gisbert dijo...

Quizás oir la alarma es mejor que oir otras cosas, que la alarma sea imaginaria porque no se quiere oir al otro.

Saludos

ALEX B. dijo...

Es un relato de inmovilismo total,físico y mental.De pereza de verano y pereza de convivivencia.Y la alarma que suena y suena y si dejase de sonar se echaría de menos, lo escenifica muy bien.
La cuestión es que con Contador puede que tengamos para varios Tours y Cristina de tanta piscina se va a volver anfibia.
Bueno , mejor sirena que es más poético.
Besos de verano para ti,Ricardo.

Beatriz dijo...

¡Hay Ricardo!, si estuviera Cristina, tal vez dejaría de sonar la alarma y te adormecerías y podrías soñar que has viajado a otro lugar y volverían a decirse cosas. Siempre tenemos nostalgias que nos amarran a otros tiempos.
Un fuerte abrazo. Me ha gustado.

Aunque estoy de vacaciones, te seguiré "espiando" para deleitarme con tus textos.

Trenzas dijo...

Me has emocionado con el cuento anterior. A veces, también creo que lloro por cosas diferentes a las que, en verdad, provocan ese dolor y ese llanto.
¡Qué miedo, decirse a uno mismo, cuánto duelen las ausencias irreparables..!

El título de éste es muy sugerente; hay mucho más que ese molesto despertador de pilas sin fin :)
La alarma, esa que llevamos incorporada y que se pone a sonar, para recordarnos algo, o para que no olvidemos.
Me han gustado mucho los dos.
Un abrazo, Ricardo.

Diana H. dijo...

Acabo de leer este texto y también el anterior.

Primero: feliz cumpleblog, que iniciaste un día para compartir tus bellos textos y también la parte de tu cálida persona que nos acercás a través de ellos. Es un verdadero placer haberte conocido por este medio, y comparto tu felicidad ante el atrevimiento de exponerte, porque en gran parte siento lo mismo. Es verdad: ésto demanda tiempo frente a una máquina, pero creo que vale la pena. Yo encontré personas valiosas aquí, también aprendo de ellas y éste es el mundo que se nos presenta, y éstas sus herramientas. Por qué renegar de eso, no?

Esa ventana siempre abierta de la niña, que le molesta pero es a su vez la chance de que su gato regrese... dice muchas cosas. Como lo suelen hacer tus imágenes.

Un abrazo grande, Ricardo.

lopillas dijo...

Rutina, ¿dónde estás? gritamos cuando la vida nos vapulea sin misericordia. Maldita rutina escupimos cuando todo va como la seda. Y así anda la pobre dando tumbos confundida...

Me hubiera gustado leer la otra versión, pero no la supe encontrar :p
Puedes dar algún dato más concreto, plis?
Graciasssssss

Julio L. Rodríguez dijo...

Este cuento lo leí hace mucho, verdad Ricardo, bueno, recuerdo haberlo leído cuando llevamos el curso o me parece. Me lo mostraste una noche de copas y fiestorro. O no? Bueno, ya sabes que con el tiempo mejoras.

Un saludo amigo.

Ricardo Guadalupe dijo...

Poli, gracias por la letra de la canción de Ismael Serrano. Tal como dice, el ruido no permite la comunicación, y esa podría ser una de las interpretaciones del relato, como la que hace Alma, cuando dice que a veces se crea ruido para no tener que escuchar al otro o incluso a uno mismo. Me han gustado vuestros puntos de vista. El mío, o al menos el modo en que quise utilizar el ruido en esta ocasión, es el de advertencia. La alarma señala el peligro que significa el inmovilismo en una relación de pareja. Trata de que el protagonista despierte.

Ricardo Guadalupe dijo...

Las cosas están en constante movimiento y no nos podemos permitir el lujo de quedarnos parados, debemos fluir. Que Induráin ganara cinco Tours fue un hito histórico, lo convirtió en uno de mis héroes, como leo que también lo fue en tu casa, Lala, lo cual me ha alegrado mucho, por aquello de coincidir con alguien con quien compartir esta admiración. Pero lo que también está claro es que este año ni siquiera Armstrong, con sus siete Tours, ha podido parar a Contador. La renovación es imparable y necesaria.

Esa renovación en una pareja no tiene por qué conllevar necesariamente cambiar de pareja, de hecho no creo que sea lo más aconsejable en principio para evolucionar, sino que debe traducirse en no dejar de alimentar la ilusión, en reinventarse la vida juntos si es necesario, y en no caer en la desidia o en el error de insistir en la repetición, por ejemplo, de vacaciones que funcionaron en su momento sin tener en cuenta eso, que cada cosa tiene su momento. Y es que las vacaciones tienen mucho peligro, o muchos retos, según se quiera ver, puesto que es el periodo de más tiempo de convivencia real entre la pareja, y hay parejas que no saben qué hacer con tanto tiempo o simplemente no lo llevan bien. Todo esto lo has visto muy bien en el relato, Alex B. La sirena Cristina de la que hablas merece un relato aparte, me pensaré si escribir algo sobre esa sirena de piscina :-)

Ricardo Guadalupe dijo...

Luzdeana, muchísimas gracias por la felicitación. Veo que las sensaciones que nos hacen estar en este universo blog son las mismas. Un abrazo

lopillas, eliminé la versión anterior al publicar esta nueva. Ya sabes, renovarse o morir, ¿no? Y esto también lo digo por lo de la rutina.
Un beso