domingo, 30 de noviembre de 2008

Pablo Neruda (Chile) / Hemos perdido aún este crepúsculo (fragmento)


"Siempre, siempre te alejas en las tardes
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas"

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Comentario: Pablo Neruda no es sólo uno de los autores más leídos de la historia de la literatura, sino también uno de los primeros que elegimos en la adolescencia, en plena revolución hormonal. Seguramente sus “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” y sus “Cien sonetos de amor”, junto a la poesía de Bécquer, hayan sido los textos que más hemos copiado de puño y letra en la época del instituto a la hora de buscar ayuda para expresar esa extraña atención que de pronto nos causaba el sexo opuesto.

Y de ese modo fuimos adentrándonos al mismo tiempo en el universo del propio Neruda, haciéndosenos familiares nombres como el de Matilde, su tercera esposa, y cuyas descripciones yo percibía como si de un mito griego se tratara. Un motivo más para visitar su casa-museo de Isla Negra, un lugar de peregrinaje que yo tengo pendiente y donde yacen los cuerpos de los amantes. Allí también queda patente el otro gran amor de Neruda: El mar; especialmente a través de una colección de mascarones de proa realmente espectacular.

Pero aún hubo más, porque leer a Neruda es leer además su “Canto general” o su “España en el corazón”, y es seguir la eclosión de una persona excepcional preocupada por los problemas sociales y con una muy activa vida política dentro y fuera de su país. Me gusta recordar, por ejemplo, que él promovió la botadura de un barco que trasladó a Chile a dos mil españoles exiliados de nuestra Guerra Civil.

En fin, valgan estos dos versos recogidos en “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” para volver a recordarle. Efectivamente, el crepúsculo corre borrando estatuas, en un espectáculo que la naturaleza nos brinda diariamente. Pero las estatuas permanecen, igual que lo hacen personas de la talla de Pablo Neruda.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Ramón Díaz Eterovic (Chile) / Correr tras el viento (fragmento)

Aclaración: Los nombres de Changa y Rendic aluden a personajes masculinos, mientras que Martina se trata de la mujer de la que Rendic estaba enamorado.

"En el humo de los cigarrillos de tabaco negro que fumaba por las noches, Changa intuía que el peor enemigo del pasado son los recuerdos. Y por eso, o porque el amor es el único sentimiento que permite observar la vida, volvía una y otra vez a la tarde en que se descubrió a solas con Rendic en aquella casa donde se imponía un olor a flores secas y humedad. Las pupilas se habían marchado diciendo que era preciso orear las habitaciones y espantar el fantasma de la finada. Una orden que Changa se dispuso a cumplir antes que la nostalgia o la necesidad lo obligara a regresar a la casa donde las mañanas eran lentas y las noches largas y bulliciosas.
Al iniciar el trabajo, vio salir a Rendic del cuarto que había sido de Martina y sintió un miedo similar al de aquella noche que ninguno de los dos olvidaba y que a veces, cuando el aguardiente hacía su juego de caracolas y ensueños, recordaban como un secreto que de tarde en tarde era necesario airear para contar con un motivo para seguir viviendo.
Rendic maldijo a las mujeres que habían abandonado la casa y ordenó a Changa dejar tranquilas las ventanas, porque desde ese instante, o más bien desde la muerte de Martina, todo lo que ocurriera en la casona rosada dependía de su voluntad. Envuelto en el silencio que lo caracterizaba, Changa se ocupó de trozar leña, vaciar cantoras y lavar las sábanas impregnadas del semen urgente de los últimos visitantes. A la medianoche, mientras barajaba un sucio mazo de naipes españoles, escuchó los gritos que desde la calle daba un cliente y observó a Rendic abrir una ventana y exclamar a voz en cuello la verdad entristecida de esa hora. La oscuridad devolvió las protestas del extraño y Rendic, sin ánimo de iniciar una reyerta, retornó a la pieza de Martina para seguir hurgando en la cómoda que contenía sus corpiños, pañuelos y medias de antaño. Las telas rojas del deseo, las negras del olvido, las amarillas de la suerte. Lo vio tomar las prendas, apreciar sus perfumes, las huellas de antiguas fiestas y supo que en ese ejercicio fetichista reconstruía la historia que los unía."

sábado, 22 de noviembre de 2008

Gioconda Belli (Nicaragua) / Mayo / Yo, la que te quiere

Mayo

"No se marchitan los besos
como los malinches,
ni me crecen vainas en los brazos;
siempre florezco
con esta lluvia interna,
como los patios verdes de mayo
y río porque amo el viento y las nubes
y el paso de los pájaros cantores,
aunque ande enredada en recuerdos,
cubierta de hiedra como las viejas paredes,
sigo creyendo en los susurros guardados,
la fuerza de los caballos salvajes,
el alado mensaje de las gaviotas.
Creo en las raíces innumerables de mi canto."


Yo, la que te quiere

"Yo soy tu indómita gacela,
el trueno que rompe la luz sobre tu pecho
Yo soy el viento desatado en la montaña
y el fulgor concentrado del fuego del ocote.
Yo caliento tus noches,
encendiendo volcanes en mis manos,
mojándote los ojos con el humo de mis cráteres.
Yo he llegado hasta vos vestida de lluvia y de recuerdo,
riendo la risa inmutable de los años.
Yo soy el inexplorado camino,
la claridad que rompe la tiniebla.
Yo pongo estrellas entre tu piel y la mía
y te recorro entero,
sendero tras sendero,
descalzando mi amor,
desnudando mi miedo.
Yo soy un nombre que canta y te enamora
desde el otro lado de la luna,
soy la prolongación de tu sonrisa y tu cuerpo.
Yo soy algo que crece,
algo que ríe y llora.
Yo,
la que te quiere."

Gioconda Belli (Nicaragua) / La mujer habitada (fragmento)

"Yo recibí noticias de las mujeres de Tegucigalpa. Habían decidido no acostarse más con sus hombres. No querían parirle esclavos a los españoles. Aquella noche era la luna llena, noche de concebir. Lo sentí en el ardor de mi vientre, en la suavidad de mi piel, en el deseo profundo de Yarince. Regresó de la caza con una iguana grande, color de hojas secas. El fuego estaba encendido y la cueva iluminada de rojos resplandores. Se acercó y después de comer acarició el costado de mi cadera. Ví sus ojos encendidos en los que se reflejaban las llamas de la hoguera. Quité su mano de mi costado y me resbalé más lejos, hacia el fondo de la cueva. Yarince vino hacia mí creyendo que se trataba de un juego para excitar más su deseo. Me besó sabiendo cómo sus besos eran pulque jugoso en mis labios: me emborrachaban. Lo besé. En mí surgían imágenes: agua de los estanques, tiernas escenas, sueños de más de una noche, un niño guerrero, rebelde, inclaudicable, que nos prolongara, que se pareciera a los dos, que fuera un injerto de los dos, cargando las más dulces miradas de ambos. Me aparté antes de que sus labios me vencieran.
Dije: No, Yarince, no.
Y luego dije no de nuevo y dije lo de las mujeres de Tegucigalpa, de mi tribu: no queríamos hijos para las encomiendas, hijos para las construcciones, para los barcos, hijos para morir despedazados por los perros si eran valientes y guerreros.
Me miró con ojos enloquecidos. Retrocedió. Me miró y fue saliendo de la cueva, mirándome cual si hubiera visto una aparición terrible. Luego las ramas de la hoguera, muriéndose encendidas.
Más tarde escuché los aullidos de lobo de mi hombre. Y más tarde aún, regresó arañado de espinas. Esa noche lloramos abrazados, conteniendo el deseo de nuestros cuerpos, envueltos en un pesado rebozo de tristeza. Nos negamos la vida, la prolongación, la germinación de las semillas. ¡Cómo me duele la tierra de las raíces sólo de recordarlo!
No sé si llueve o lloro."

Gioconda Belli (Nicaragua) / Los portadores de sueños

"En todas las profecías
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan
que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida
que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores;
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando
por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos
muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías.
Dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua al corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían,
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también había engendrado
a los que inventaron la manera
de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los
climas gélidos pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias
torrenciales tuvieron algo que ver con esto,
la verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especimenes no dejaban de soñar y de construir
hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban
en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el
arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento,
de todas partes venían a impregnarse de su aliento,
de sus claras miradas,
hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños
soñando con profecías nuevas
que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores
y de que el mundo no tendría que terminar en la
hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían
puentes, jardines, juguetes sorprendentes
para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder
por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos
que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías."

Félix Varela (Cuba) / Cartas a Elpidio (fragmento)

"Al descontento que causa la impiedad se sigue, querido Elpidio, la desconfianza de los pueblos; mal terrible que destruye todos los planes de la más sabia política y anula los esfuerzos del más justo gobierno. Persuadidos los hombres de la necesidad de una garantía contra la malicia, y no pudiendo encontrarla en las leyes, que como dijo un sabio de la antigüedad, nada valen sin las buenas costumbres, claman por un principio que las produzca y asegure. La vida de los impíos es un testimonio irrefragable de que no siguen este deseado principio y que la relajación está, casi siempre, unida a la impiedad. ¿Cómo pueden inspirar confianza? El sagrado juramento es en sus labios una ficción ridícula y una mofa la más insultante. Jurar por un Dios en que no se cree, o de quien nada se espera y nada se teme, es tratar a los demás hombres como a niños, o a dementes; cuyas ideas suelen aprobarse sólo por complacerlos y acallarlos. ¿Puede darse mayor insulto? Los que empiezan por mentir en la misma promesa, ¿podrá creerse que tienen ánimo de cumplirla? Preséntanse como creyentes y juran como ellos, dando a entender que tienen las mismas ideas y los mismos sentimientos, al paso que en su mente contrarían cada una de sus mismas palabras; resultando que ni ellos se creen mutuamente, ni nadie los cree, por muy bien que desempeñen su papel cómico-político. Difundida, pues, la impiedad en el cuerpo social destruye todos los vínculos de aprecio, y a la manera de un veneno corrompe toda la masa y de la muerte. El honor viene a ser un nombre vano, el patriotismo una máscara política, la virtud una quimera y la confianza una necesidad."

jueves, 13 de noviembre de 2008

Augusto Monterroso (Guatemala) / El paraíso imperfecto

"Es cierto, dijo melancólicamente el hombre, sin quitar la vista de las llamas que ardían en la chimenea aquella noche de invierno-; en el Paraíso hay amigos, música, algunos libros; lo único malo de irse al Cielo es que allí el cielo no se ve."

miércoles, 12 de noviembre de 2008

María Calcaño (Venezuela) / Canciones que oyeron mis últimas muñecas (fragmento)

"Había olvidado las muñecas
por venirme con él.

De puntillas,
conteniendo el aliento
me alejé de mis niñas de trapo
por no despertarlas...

Ya me iba a colgar de su brazo,
a cantar y bailar
y a sentirme ceñida con él:
como si a la vida
le nacieran ensueños!

Yo no llevaba corona,
pero iban mis manos colmadas
de bejucos floridos de campo,
de alegría, de amor, de fragancias.

Muchas noches pasaron encima
de aquella honda pureza sagrada.
Todo el cielo volcado en nosotros!

Había olvidado las muñecas.

Ahora él se ha ido.
Lo mismo.
Despacito, por no despertarme..."

lunes, 10 de noviembre de 2008

César Vallejo (Perú) / Algo te identifica (fragmento)


"Algo te identifica con el que se aleja de ti, y es la facultad común de volver: de ahí tu más grande pesadumbre.

Algo te separa del que se queda contigo, y es la esclavitud común de partir: de ahí tus más nimios regocijos.

Me dirijo, en esta forma, a las individualidades colectivas, tanto como a las colectividades individuales y a los que, entre unas y otras, yacen marchando al son de las fronteras o, simplemente, marcan el paso inmóvil en el borde del mundo"

domingo, 9 de noviembre de 2008

Julio Ramón Ribeyro (Perú) / La tentación del fracaso (fragmento)

"Un amigo es alguien que conoce la canción de tu corazón y puede cantarla cuando a ti ya se te ha olvidado la letra. Los amigos desarrollan en nosotros nuestras virtudes potenciales. Una persona sin amigos corre el riesgo de no llegar jamás a conocerse. Cada amigo es un espejo que nos refracta desde un ángulo distinto. Cada amigo crea en nosotros una zona de contacto, un campo propicio al desarrollo de un determinado tipo de amistad. Es por ello que podemos tener dos amigos íntimos que no lleguen jamás a comprenderse entre sí"

sábado, 8 de noviembre de 2008

César Moro (Perú) / Viernes en la noche con el humo fabuloso de tu cabellera (fragmento)

"Con la noche que riegas a pedazos
Con los bloques de noche que caen de tus manos
Con el silencio que prende a tu llegada
Con el trastorno y el oleaje
Con el vaivén de las casas
Y el oscilar de luces y la sombra más dura
Y tus palabras de avenida fluvial
Tan pronto llegas y te fuiste
Y quieres poner a flote mi vida
Y sólo preparas mi muerte
Y la muerte de esperar
Y el morir de verte lejos
Y los silencios y el esperar el tiempo
Para vivir cuando llegas
Y me rodeas de sombra
Y me haces luminoso
Y me sumerges en el mar fosforescente donde acaece tu estar
Y donde sólo dialogamos tú y mi noción oscura y pavorosa de tu ser

(...)
Y la potencia que hace que el mundo siga en pie y guarde el equilibrio de los mares
Y tu cerebro de materia luminosa
Y mi adhesión sin fin y el amor que nace sin cesar
Y te envuelve
Y que tus pies transitan
Abriendo huellas indelebles
Donde puede leerse la historia del mundo
Y el porvenir del universo
Y ese ligarse luminoso de mi vida
A tu existencia"

jueves, 6 de noviembre de 2008

Jorge Debravo (Costa Rica) / Nocturno sin patria (fragmento)

"Yo no quiero un cuchillo en manos de la patria.
Ni un cuchillo ni un rifle para nadie:
la tierra es para todos,
como el aire.
Me gustaría tener manos enormes,
violentas y salvajes
para arrancar fronteras una a una
y dejar de frontera sólo el aire.
Que nadie tenga tierra
como se tiene traje:
que todos tengan tierra
como tiene aire.
Cogería las guerras de la punta
y no dejaría una en el paisaje
y abriría la tierra para todos
como si fuera el aire...
Que el aire no es de nadie, nadie, nadie...
Y todos tienen su parcela de aire"

Jorge Debravo (Costa Rica) / La hermanita menor (fragmento)

"Como ciertos árboles nacen torcidos y ciertos animales nacen bellos, él había nacido bueno, con un corazón tierno y jugoso. Tan jugoso y tierno que, de tocarlo, se hubiera deshecho entre las manos como un puñado de espuma. Piel afuera era un hombre corriente que vestía pantalones de dril, y camisa de mezclilla y llevaba los pies descalzos. Piel adentro era dulce y suave como los frutos maduros a la sombra. Fresco como los zacatales después de la llovizna. Su rostro, endurecido por el sol y el trabajo del campo, dejaba adivinar una ternura escondida, como se adivina la savia debajo de la corteza de los cedros. Su voz tranquila, suave y acariciante, parecía haber sido hecha con algodones húmedos y pulpa de durazno. Amaba a todos los hombres y a todos los animales. Por eso, en el pueblo, era considerado un hombre raro. El amor arraiga tan pocas veces en los corazones humanos que, cuando alguno lo posee y le florece, los demás lo miran a hurtadillas, como si fuera un ser llegado de otro planeta"

lunes, 3 de noviembre de 2008

Octavio Paz (México) / Piedra de sol (fragmento)

"voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,

vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño en esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,

tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
cierras mis ojos con tu boca de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido,

voy por tu talle como por un río,
voy por tu cuerpo como por un bosque,
como por un sendero en la montaña
que en un abismo brusco se termina,
voy por tus pensamientos afilados
y a la salida de tu blanca frente
mi sombra despeñada se destroza,
recojo mis fragmentos uno a uno
y prosigo sin cuerpo, busco a tientas,

(...)
amar es combatir, si dos se besan
el mundo cambia, encarnan los deseos,
el pensamiento encarna, brotan alas
en las espaldas del esclavo, el mundo
es real y tangible, el vino es vino,
el pan vuelve a saber, el agua es agua,
amar es combatir, es abrir puertas,
dejar de ser fantasma con un número
a perpetua cadena condenado
por un amo sin rostro;
............................el mundo cambia
si dos se miran y se reconocen

(...)
sigo mi desvarío, cuartos, calles,
camino a tientas por los corredores
del tiempo y subo y bajo sus peldaños
y sus paredes palpo y no me muevo,
vuelvo adonde empecé, busco tu rostro,
camino por las calles de mí mismo
bajo un sol sin edad, y tú a mi lado
caminas como un árbol, como un río
caminas y me hablas como un río,
creces como una espiga entre mis manos,
lates como una ardilla entre mis manos,
vuelas como mil pájaros, tu risa
me ha cubierto de espumas, tu cabeza
es un astro pequeño entre mis manos,
el mundo reverdece si sonríes
comiendo una naranja,
.............................el mundo cambia
si dos, vertiginosos y enlazados,
caen sobre la yerba: el cielo baja,
los árboles ascienden, el espacio
sólo es luz y silencio, sólo espacio
abierto para el águila del ojo,
pasa la blanca tribu de las nubes,
rompe amarras el cuerpo, zarpa el alma,
perdemos nuestros nombres y flotamos
a la deriva entre el azul y el verde,
tiempo total donde no pasa nada
sino su propio transcurrir dichoso

(...)
—¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,
¿cuándo somos de veras lo que somos?,
bien mirado no somos, nunca somos
a solas sino vértigo y vacío,
muecas en el espejo, horror y vómito,
nunca la vida es nuestra, es de los otros,
la vida no es de nadie, todos somos
la vida —pan de sol para los otros,
los otros todos que nosotros somos—,
soy otro cuando soy, los actos míos
son más míos si son también de todos,
para que pueda ser he de ser otro,
salir de mí, buscarme entre los otros,
los otros que no son si yo no existo,
los otros que me dan plena existencia,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros,
la vida es otra, siempre allá, más lejos,
fuera de ti, de mí, siempre horizonte,
vida que nos desvive y enajena,
que nos inventa un rostro y lo desgasta,
hambre de ser, oh muerte, pan de todos"

domingo, 2 de noviembre de 2008

ACRÓSTICOS / Los poemas sopa de letras

DEFINICIÓN Y ETIMOLOGÍA

Sabemos cómo normalmente se escribe un poema, con un verso debajo de otro, pero lo que no sabe todo el mundo es que se puede leer en ocasiones no sólo en horizontal, sino al mismo tiempo en vertical, e incluso en diagonal. En esas ocasiones estamos ante un acróstico, que es la palabra protagonista esta vez.

Acróstico viene originariamente del griego, de los términos akros, que significaba “extremo” y stiches, que es “verso”. Con ellos obtenemos la expresión “verso extremo”. Y es que en el acróstico suele leerse en vertical un verso formado por las letras del extremo izquierdo o derecho del poema.

Pero en los acrósticos no sólo podemos encontrar lecturas adicionales en los extremos sino que también las letras intermedias tienen la posibilidad de formar una palabra o frase sea en vertical o en diagonal. De tal modo que encontrar esas palabras adicionales en un acróstico es como encontrarlas en una sopa de letras.

Este carácter cifrado del acróstico ha llevado a que uno de sus usos haya sido trasmitir mensajes secretos. Aunque eso sí, en la mayoría de los acrósticos la palabra o frase oculta tiene como motivo principal resumir el sentido del poema en el que está incluida.

EJEMPLOS LITERARIOS

El acróstico más famoso de la literatura española está en el prólogo de La Celestina. Ahí, leyendo las letras iniciales de los versos, aparece de arriba abajo la frase “El bachiller Fernando de Rojas acabó la Comedia de Calisto y Melibea y fue nacido en La Puebla de Montalbán”. En este caso el fin del acróstico es el de firmar la obra y evitar que otros autores se apropien de ella.

El hecho es que desde la Antigua Grecia, pasando por la poesía mural del siglo XVII, o por la llamada poesía visual, que tuvo gran auge a principios del XX, ha habido muchos ejemplos de acrósticos. Me viene a la memoria un poema de amor de Jorge Manrique, el poeta medieval español más importante, en el que al inicio de los versos de cada estrofa se repiten las mismas letras, unas letras que componen el nombre de su mujer, doña Guiomar.

Ahora os voy a escribir un acróstico de un poeta de nuestros días, el uruguayo Héctor Rosales. Estad bien atentos a la primera letra de cada verso. El poema dice así: “Límite impreso larva del símbolo ilimitado / En ti el sonido del alma queda blindado / Trinchera en el papel de la emoción escrita / Recluta en tus hilos de tinta esta breve cita / Antes que la olvide y antes que sea olvidado”. Las iniciales de los versos han sido l, e, t, r y a. Y la palabra resultante es “letra”, que es a la que se está dirigiendo en todo momento.

PARTICIPACIÓN

Ya hemos visto cómo se hace un acróstico, y es el turno de que lo intentemos nosotros. Probad también con la palabra “letra”, o si os inspira más, probad a escribir un acróstico con vuestro propio nombre. La manera más sencilla: colocando cada letra del nombre al principio de cada verso. De todos modos, elegid vosotros lo atravesado que queráis que aparezca vuestro nombre.